Mucho se ha escrito sobre el programa de movilidad de estudiantes europeos Erasmus pero muy a menudo no es del todo cierto. Como dice el refrán, no es oro todo lo que reluce. Quería en unas pocas lineas contar mis impresiones sobre este año, sin duda diferente, y de paso derribar algunos mitos que circulan por ahí sobre el Erasmus.
Para empezar en plan friki, el nombre Erasmus viene del conocido humanista Erasmo de Rotterdam (Desiderius Erasmus Rotterdamus) pero lo que poca gente sabe es que se trata del acrónimo de European Region Action Scheme for the Mobility of University Students. El programa Erasmus fue apoyado activamente por los Presidentes de España y Francia, Felipe González y François Mitterand como una forma de fomentar la integración y la unión entre los jóvenes europeos. Entró en funcionamiento en 1987. Desde entonces se ha convertido en un referente en programas educativos de movilidad internacional y son miles los jóvenes que cada año disfrutan de esta experiencia.
Dejando todos estos datos aparte, la experiencia Erasmus es algo inolvidable, algunos dicen, salvando las distancias, que es la versión moderna de la mili y es cierto que hay puntos en común: te vas lejos de casa, conoces a mucha gente nueva de diferentes tendencias y lugares, haces cosas que nunca antes habías hecho y se genera un extraño sentimiento de pertenecer a una misma tribu. Dicho esto, es difícil explicar que significa ser erasmus y hay muchas leyendas que circulan por ahí algunas ciertas y otras no tanto.
Todo el mundo tiene asumido que irse de Erasmus significa irse de fiesta. Esto es cierto en parte, no vamos a negar que las fiestas son una parte central de la vida Erasmus pero tampoco hay que exagerar. Salir se sale y mucho, pero la intensidad de esas fiestas dependerá de cada uno y del dinero que te quede en el bolsillo. También ocurre que te acabas cansando de salir de farra por las noches y vas buscando planes más tranquilos, de esos si que hay todos los días. Así esa ecuación Erasmus=fiesta se resume en un "si pero no".
¿Erasmus? Querrás decir Orgasmus ¿no? Vamos a ver, irte a otro país no te hace ni más guapo ni más interesante así que si en España no te comes una rosca, ¿qué te hace pensar que en otro país será diferente? Sí es cierto que al estar en otro país no tienes una carga social que si puedes tener en tu entorno. Llegas a un sitio nuevo y puedes ser quien quieras ser, partes desde cero y a veces eso es una ventaja. También es verdad que vivir fuera te hace ser más deshinibido y eso juega a tu favor.
Viajar, viajar y viajar. El que se va de Erasmus se va a hinchar a viajar y a recorrer Europa de arriba a abajo. Ciertamente aprovechando que estás en otro país que menos que irte a ver mundo. Bus, tren o avión, da igual, el caso es conocer un poco más este bello continente llamado Europa. Y lo mejor es que siempre vas a encontrar gente que te acompañe en tus viajes ya sean otros amigos Erasmus, el vecino de tu residencia o unos completos desconocidos. Aquí lo que cuenta es viajar y descubrir. También hay que decir que las compañias low cost nos han ayudado mucho, por cuatro duros te puedes ir a cualquier sitio, si además buscas tarifas especiales de tren tipo Carte 12-25 o Interrail puedes organizar un gran viaje con un presupuesto ajustado. Sin duda viajar es uno de los puntos más acertados de la vida Erasmus.
Los idiomas. Está claro que irte a vivir a otro país ayuda a aprender otro idioma y si encima las clases no son en inglés sino en el idioma "local" pues mejor que mejor. Ahora bien, hay que decir que se suele acabar en un grupo de amigos de tu propio país, haces piña con ellos y muchas veces acabas hablando tu propio idioma casi siempre. Si de verdad quieres empaparte de la lengua y la cultura del país al que vas, no te juntes solo con los que hablan como tú y hazte amigos de allí o de otros países. Resumiendo, vas a tener la oportunidad de aprender otra lengua. ¡Aprovéchala!
Se aprueba con la gorra. Otro mito Erasmus. Depende mucho del país y de la universidad a la que vayas. Lo que está claro es que tienes que dedicarle tiempo. La dificultad de las asignaturas es algo subjetivo y depende de cada uno, de lo que estudie, de como lo enfoque y de sus prioridades. Lo que está claro es que no te van a regalar nada.
¿Un cuatrimestre o el curso completo? Mi experiencia me dice que un cuatrimestre se queda algo corto. Entre que llegas, te adaptas a la ciudad, a la universidad y empiezas a conocer gente y a disfrutar de tu Erasmus pasan varias semanas, en cuanto te quieras dar cuenta te ves haciendo las maletas de vuelta. Un año entero da más de sí y te permite hacer muchas más cosas y por tanto sacarle más provecho a tu estancia.
Concluyendo, irse de Erasmus es una experiencia globalmente positiva. Irse a vivir una temporada a otro país te hace más autónomo, más tolerante y más abierto. Cosas que no se enseñan en clase pero que son igual o más importantes que saber matemáticas. Quizá se necesita algo de tiempo para verlo más objetivamente y con más perspectiva para sacar realmente los puntos buenos y malos de esa experiencia. Lo que está claro es que no todo es de color rosa, que en ocasiones se pasa mal y la vida te pone pruebas que hay que superar. Pero al final uno se queda con lo bueno, con la gente a la que conociste, con tantos y tantos buenos recuerdos, con esos viajes... Y al final no puedes evitar soltar una sonrisa pensando en todo esto.