Ahora estarás desconsolada, abatida y jodida... Y yo aquí sin poder hacer nada más que maldecirme una y otra vez. No hay consuelo, bueno sí, quizá el único, pequeño, consuelo sea pensar que no hay nada que no tenga solución excepto la muerte. Y por tanto habrá que levantarse mañana y dejarse la piel. De nada sirven las disculpas o las culpas, sólo cuenta cómo te sientes y qué puedo hacer yo para quitarte esa desazón.
Porque yo te quiero, te quiero de aquí al infinito y vuelta. Porque me prometí hace mucho tiempo que por muy negro que se viera todo no desistiría, no dejaría de luchar por lo que quiero. Por eso voy a remover Roma con Santiago.