Todos los hemos tenido, te acompañan durante muchos años. No fallan, siempre están ahí, puntuales. Unos te hacen reír y otros llorar. No dejan indiferente a nadie, algunos los odian, otros, sin reconocerlo abiertamente, los adoran. Producen sensaciones extrañas, un cosquilleo en el estómago, dolores de cabeza, lágrimas, risas, incluso insomnio. Pero vamos a ser sinceros, no todos valen lo mismo y además son sólo...exámenes.
Escribe de una vez!:)
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