No es una estrella del cine, ni cantante, ni un gran empresario, tampoco un deportista de élite. Y tampoco le hace falta, esta fotografía en la que aparece es conocida en todo el mundo y se convirtió en todo un icono de la lucha contra el hambre.
En marzo de 1993, el fotógrafo sudafricano Kevin Carter viajó a Sudán, por aquel entonces un país desgarrado por la guerra y la hambruna, tomó una pequeña avioneta que le llevó a la aldea de Ayod, al sur del país. Allí fue donde encontró a Kong Nyong, por entonces un niño sudanés víctima del hambre como tantos otros miles, y donde le tomó una terrible fotografía que le mereció el Premio Pulitzer en 1994. La fotografía fue publicada en el New York Times el 26 de marzo de 1993, y desde el primer momento causó un gran impacto, cientos de personas contactaron con el periódico preguntando por el destino del niño (entonces se creía que era una niña, de hecho la fotografía se tituló "La niña y el buitre"). Muchos lo dieron por muerto, creyendo que finalmente el buitre se hizo con él. A Kevin Carter le llovieron las críticas acusándolo de abandonar a la pobre criatura a su suerte. La imagen dio la vuelta al mundo, creando un profundo debate y despertando la conciencia de miles de personas sobre el hambre en el mundo.
Lo cierto es que aquel niño no murió aquel día, después de 18 años sabemos qué fue lo que le ocurrió. Recientemente unos periodistas del diario El Mundo viajaron a Ayod con la intención de averiguar el paradero del famoso niño. Contactaron con la familia del muchacho a través de Mary Nyaluak, una mujer que repartía comida aquel día. El padre de Kong identificó a su hijo en la fotografía y afirmó que su hijo superó la hambruna pero unas fiebres acabaron con él hace cuatro años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario