domingo, 20 de febrero de 2011

Miradas


 Era un mañana gris, él llegaba tarde. Rápidamente entró en el metro, sacó el billete y se dirigió al andén. El tren llegó a los pocos minutos, curiosamente no estaba abarrotado como de costumbre. No había asientos vacíos así que se quedó cerca de la puerta.
Había dormido poco, el sueño se apoderaba de él. Para evitarlo Carlos sacó un libro y empezó a leer, al levantar la cabeza se fijó en la gente que le rodeaba. Una señora que leía una revista del corazón, un joven que escuchaba música a todo volumen, un anciano con el rostro cansado ojeaba con curiosidad el periódico. Personas que no conocía pero que compartían con él el trayecto todas las mañanas hasta la universidad. Estaba a punto de volver a su lectura cuando sus miradas se cruzaron. Nunca la había visto, era morena, delgada, con una mirada penetrante, misteriosa. Carlos apartó bruscamente su mirada, ella también. Él intentó concentrarse de nuevo en el libro pero no pudo. Volvió a mirar, ella le sonrió y sin decir ni una palabra se fue.
Nunca volvió a verla, pero desde entonces cada día, cada mañana Carlos busca esos ojos que le hicieron soñar.

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