miércoles, 1 de junio de 2011

Pepinos y europeos

Las crisis le sientan muy mal a Europa, la Guerra de los Balcanes a finales de los 90, la Guerra de Irak, la Crisis de 2008... A Europa le cuesta mantenerse unida en momentos clave y alzarse con una única voz. Desde que en 2008 empezamos con el lío de la crisis económica la Unión Europea ha ido de mal en peor... El proyecto europeo muestra signos de fatiga y si no le damos un impulso corremos el riesgo de que muera.

Los últimos meses han sido un no parar de noticias al respecto. Lo último ha sido unos pepinos  supuestamente infectados (posteriormente unos análisis indicaron que la infección no provenía de dichas verduras) y las acusaciones entre España y Alemania sobre la seguridad alimentaria de las verduras importadas, antes fue la diferencia de horas en la jornada laboral de los diferentes países, la división que produjo los rescates a Grecia, Irlanda y Portugal, las dudas sobre el Euro y la deuda soberana de algunos Estados miembros, la llegada de inmigrantes a la isla italiana de Lampedusa  a causa de las revoluciones árabes, la revisión del Acuerdo Schengen sobre la libre circulación de personas en la Unión, el crecimiento en votos de partidos de extrema derecha, anti-europeos y en ocasiones racistas. Todo esto es solo una muestra de que algo va mal en el proyecto de construcción de la Unión Europea. Quizá sea una impresión mía, pero percibo que se pone en cuestión el modelo de integración y construcción de Europa. Se vuelve a caer, como años atrás, en los tópicos y clichés de algunos países. Varios partidos, por suerte aún minoritarios, aprovechando el descontento social plantean abiertamente la salida de la moneda común o incluso salir de la Unión, levantar de nuevo las fronteras, introducir aranceles a los productos de otros países europeos, es decir, por decirlo brevemente, cargarse un proceso de integración de más de 50 años de historia para volver a la Europa de los nacionalismos que tan malos resultados nos dio: Dos Guerras Mundiales y millones de muertos. Lo grave es que algunos gobiernos están utilizando este sentimiento de desafección a Europa con fines electorales.

Nos estamos tirando los trastos a la cabeza entre vecinos, en vez de trabajar juntos para resolver los problemas, los países se acusan los unos a los otros. Estamos divididos. Espero que la tendencia se invierta y los ciudadanos y dirigentes recuperen la ilusión por construir una Europa fuerte que pueda competir en el mundo con otras grandes potencias como Estados Unidos, China, Rusia o la India. Si cada país decide ir por su cuenta no tenemos nada que hacer en este mundo globalizado, ¿puede un país europeo por sí solo competir a lo largo de este siglo XXI con Estados Unidos, China, Rusia o la India en el plano económico, científico, cultural, militar y diplomático? Lo dudo. Y no es solo eso, es que la Unión Europea es la tierra de los Derechos Humanos, del Estado del Bienestar, de la libertad y la democracia, de la convivencia entre pueblos y culturas. Eso es Europa. Un referente en el mundo donde los valores de justicia, igualdad y libertad están por encima de las fronteras y las diferencias. 

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