Un banquero estaba en el muelle de un pueblecito de la costa cuando llegó una pequeña barca con un solo pescador. Dentro del bote había varios atunes de buen tamaño. El banquero elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo le había llevado pescarlos. El pescador respondió que sólo un rato. El banquero le preguntó que por qué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado. El pescador contestó que tenía suficiente para mantener a su familia y sus necesidades. El banquero le preguntó qué hacía con el resto de su tiempo.
El pescador dijo: “Duermo hasta tarde, pesco un poco por las mañanas, juego con mis hijos, me echo la siesta con mi señora, voy todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco la guitarra con mis amigos. Tengo una vida agradable.”
El banquero replicó: “Tengo una idea que podría ayudarte. Deberías pasar más tiempo pescando y con lo que ganes comprar un bote más grande y, con los ingresos del bote más grande, podrías comprar varios botes; incluso podrías tener una flota de barcos pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a una fábrica de conservas, incluso podrías abrir tu propia fábrica. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este pequeño pueblo e irte a la capital, desde donde dirigirías tu empresa.”
El pescador le preguntó: “¿Pero cuánto tiempo tardaría en hacer todo eso?”
A lo cual respondió el banquero: “Entre 10 y 15 años”.
“¿Y luego qué?”, preguntó el pescador.
El banquero se frotó las manos y se rió “Esta es la mejor parte, cuando llegue el momento podrías vender las acciones de tu empresa. ¡Serás rico! ¡Millonario!
El pescador intrigado dijo: "Suena muy bien, ¿y luego qué?”
El banquero pensando que ya había convencido al humilde pescador contestó: “Luego te puedes retirar. Te compras una casa en un pueblecito de la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco por las mañanas, jugar con tus hijos, echarte la siesta con tu mujer, salir por las noches a tomar algo y divertirte con tus amigos. Nada de preocupaciones. Lo que llamaríamos una vida agradable.”
Y el pescador sorprendido respondió: “¿Y acaso eso no es lo que ya tengo?”
"No son la riqueza ni el esplendor, sino la tranquilidad y la ocupación los que dan la felicidad" Thomas Jefferson
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