"Dicen los psiquiatras que nosotros los alpinistas, y más concretamente los himalayistas, sufrimos un síndrome que incluso tiene su nombre científico, el “Complejo de Peter Pan”. Nuestro irremediable mal nos hace regresar siempre a los mismos sitios, buscando esa eterna juventud a través de aventuras extremas y, a ojos de los demás, inútiles. Los que supuestamente padecemos semejante desfase siempre estamos haciendo cosas propias de lunáticos, como pilotar aviones o escalar montañas. Además según ellos, siempre nos caracteriza el ser soñadores y huidizos, escapando constantemente de eso que ellos mismos definen como realidad. ¿Qué quieren que les diga? Yo soy feliz aquí, en mi tierra de Nunca Jamás, y si se deja o descuida por un instante lo único que quiero es subirme al Annapurna, y después bajar."
Este alpinista navarro (1967-2008) abandonó la carrera de filosofía para dedicarse a subir montañas, su verdadero sueño. Participó en mas de treinta expediciones al Himalaya, trabajó como fotógrafo y cámara para Televisión Española y National Geographic y abrió nuevas rutas en el Himalaya. Al margen del aspecto deportivo de su vida, en el que evidentemente destacó llegando a ser uno de los mejores con doce ochomiles en su haber, Iñaki Ochoa de Olza no era un alpinista corriente. Sus valores y las razones que le impulsaban a estar en esas montañas eran la razón. Buscaba la pureza de la montaña, el contacto directo con ella. La profunda sensación de libertad que tenía estando allí. Rechazaba el uso de sherpas y de oxígeno artificial "En el tema del oxígeno, yo soy muy radical. Nosotros buscamos saber si nuestros pulmones están a la altura de estas grandes montañas. Reducir la altura de estas montañas mediante el oxígeno es como correr el Tour de Francia en una motocicleta. No se le ocurriría a nadie." Muy querido y respetado por sus compañeros, Dennis Urubko le definía como "un médico del alma, podía transmitir a todo el mundo un trocito de esperanza. Iñaki amaba la libertad y la amistad." se empeñó en desmitificar su actividad "yo no soy un héroe, un héroe es el médico que le curó el cáncer a mi madre. Yo soy solo un turista profesional."
Iñaki murió el 23 de mayo de 2008 a 7400 metros de altura en el Annapurna a causa de un edema pulmonar y otro cerebral tras varios días de agonía en el campo 4 durante los cuales varios de los mejores alpinistas del mundo intentaron rescatarle.
"La escalada ha rescatado mi vida de las garras de una existencia burguesa, mediocre o insignificante, o todo ello a la vez. Aunque haya quién piense que sólo somos niños malcriados de una sociedad decadente, yo no lo creo así, y sólo espero el momento de subir bien alto para mirar una vez más con infinita libertad dentro de mí, y para robarles energía a estas montañas sin par que me alimentan y enriquecen cada vez más. Esta vida, que yo mismo he elegido, me llena profundamente."
Vivió la vida tal y como él quería, haciendo aquello que le hacía feliz. Asumiendo el riesgo de sus actividades de manera natural. "Yo asumo el riesgo de una manera muy sencilla. Sé que la vida la voy a perder igualmente, un día u otro, así que no me compensa cambiar de dirección supuestamente para ganar más días." El mayor riesgo es no ser feliz, es no ir por donde quieres ir para intentar ser feliz.
Aquí os dejo la historia de su rescate en Informe Robinson producido por Canal+, con la participación de Horia Colibasanu, su compañero de expedición, sus familiares y otros alpinistas.
Hola indio gabacho,
ResponderEliminarMañana daré una vuelta por aquí, tu nuevo garito.
Salud y birras.
¡Bienvenido!
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