Después de unas semanas de parón volvemos a la carga con más ganas. Este año ha sido un periodo diferente, quizá un poco raro. Estar lejos de casa, sin tu familia y amigos. Aprender a sacarte las castañas del fuego. Hacer cosas que nunca habías hecho. Conocer a gente maravillosa que te ha hecho sentir como en casa. Compañeros que volveré a ver, y otros en cambio que no. Viajar. Reír. Pasear sin rumbo por calles que no conoces. Mirar aquello que te rodea con más detalle, sin prisa. Comerte la cabeza, poner en orden tus prioridades, tus ideas. Pensar en tu futuro y demasiado a menudo también en tu pasado. En fin, ha sido un año completo, con sus cosas malas y buenas, con alegrías y decepciones pero sin duda un año necesario. Necesario para aprender de los errores, para valorar lo que tienes, para cargarte de fuerza, para madurar, para aprender a quererte y pensar un poco menos en lo que piensan los demás.
Ahora es hora de hacer balance, me fui con una maleta y he vuelto con mucho más. Pero tampoco hay que pararse demasiado a pensar en el pasado. Hay que mirar hacia delante. Es el momento de seguir con muchos proyectos y empezar otros nuevos, de empezar muchas cosas que quiero hacer. Ganas, muchas ganas de hacer todo lo que me he propuesto, de seguir aprendiendo y mejorando.
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